Música del alma.

«La enseñanza de la música provoca una experiencia estética cuando supone la  transmisión de una propuesta sensible, emotiva, mágica y afectiva. La enseñanza de un lenguaje artístico implica la conexión sensible con lo enseñado; cuando el adulto participa de una comunidad de emociones con los niños, logra transmitir la emoción que conmueve, la magia de participar en algo que rompe el tiempo de lo cotidiano, que efectivamente conecta a quien escucha y al productor con la belleza» [1]

La música es una invitada especial, cuidada y atendida, ya que nos devolverá con emociones infinitas tantos cuidados, tanta atención. Para eso, será necesario darle tiempo para que se acomode y permitir que inunde los espacios del entorno y de nuestros sentimientos; vibrar con sus sonidos, sus ritmos, sus melodías, y acompañar sus letras y dejarnos volar, tan alto como la música proponga…
#saladecuatro #bambis

[1] AKOSCHKY, FERNANDEZ y otros.